Dicen que el mejor fue el que pasó hace 2 años... Pues he de decir que éste está dándole un millón de vueltas al verano del 2011 y la prueba es que se está esfumando a la velocidad de la luz.
La perspectiva actual es clave para entenderlo (me encanta darle una explicación a todo).
A día de hoy aprecio cada acontecimiento y soy incapaz de poner mala cara alguna. Disfruto de cada momento como si fuera el último.
Y ahora, aprovechándome un poco de la locuacidad, voy a poner en mi boca una crítica a aquellos que no consideren importante una visión positiva del "no hacer nada".
"No hacer nada", es hacer algo. No, mejor dicho, "no hacer nada" es hacer todo.
Agosto, ese mes tan ansiado desde mayo o incluso antes. Ese agosto que todo el mundo quiere que llegue y que cuando por fin llega, el 75% de los impacientes suelta perlas del estilo: "Pues yo ya tengo ganas de que se acabe el verano". Mi respuesta es: "(corte de mandas)".
Esa gente no sabe valorar el tiempo ni las oportunidades. Ésos que desaprovechan las vacaciones (o que creen que las están desaprovechando) y aún no consideran como algo maravilloso levantarse y ver el sol por la mañana. No se despiertan con las ganas de descubrir qué les depararán las próximas 24 horas.
La idea no es irse de vacaciones a parajes paradisíacos o tener fiesta todas las noches. La idea es que se haga lo que se haga, se disfrute y se sienta cómo el interior se llena, se nutre y nace la magia de dicha felicidad. Una felicidad simple y pequeña pero muy grande.
Echar de menos un tiempo pasado significa que el pasado fue un buen tiempo y que se recuerda como algo maravilloso. Puede que no se recuerde cada instante, pero lo que nunca se va a olvidar es lo feliz que se fue en ése tiempo anterior.
Sólo puedo decir que estoy demasiado ocupada aprovechando cada momento del día. Así que lo siento ¡No tengo tiempo para aburrirme!